jueves, 8 de septiembre de 2016

Un guardían poco habitual

            Oigo un zumbido, cada vez más fuerte y aumenta su intensidad. Pero no consigo despertar. De repente, empiezo a ver un conjunto de letras, números y un código binario que va creciendo y expandiéndose.
           Suena un pitido y consigo abrir mis ojos por fin. Veo todo de un tono... ¿Verdoso? No... ¿Rojo? No lo sé, creo que es una mezcla de los colores primarios. Pero lo que más atónito me deja es lo que veo... Una especie de león bípedo con... ¿Cuatro brazos? ¿Dónde se supone que estoy?
En ese momento ese supuesto león se gira hacia mí, riendo al ver mi inquietud y veo mis brazos y la mitad izquierda de mi torso mecánico.
          -Por fin despiertas, ya pensaba que no podía arreglarte.-
Dice el león tan tranquilo.
         -¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué me has hecho?-
Pregunto con frustración.
         El león simplemente suspira y desenchufa algo de mi espalda. Me noto liberado y con mis extremidades despiertas.
         El león se sienta a mi lado y tomando una taza con algo de beber y tres trozos enormes de carne se pone a comer mientras me mira de reojo.
         -Bueno, sabes que estalló una bomba H, ¿no? Si no lo sabes da igual, la cuestión resumida es: los que se hacen llamar primigenios, son los humanos que no se vieron afectados por la radiación, nosotros los que nos llaman hombres bestias nos vimos parcialmente afectados y luego hay criaturas... Que antes eran animales y ahora... No existe nada que no sea un depredador.-
Respondió con brevedad o eso creo.
No sé cómo asimilad esta información, si no es una pesadilla, implicaría que me he quedado solo.
-No te preocupes hijo, me llamo Jared. Y tú, ¿Cómo te llamas?
Me pregunta el león sacándome de mi ensimismamiento.
-Jack, me llamo Jack.-
No sé si puedo seguir llamándome así realmente, pero lo veo con tanta calma... Casi asusta, pero debo seguir adelante con mi nueva vida, con... Lo que quiera que sea yo ahora.
Me puse una camisa y una gabardina, al tener pies completamente robóticos no necesito un calzado.
Empecé a andar y a salir a la calle, una calle desértica, con altas murallas y una vida pacífica y cotidiana. Era impresionante, mis ojos analizaban cada detalle, se nota que me pusieron una base de datos con la que poder identificar todo.
Entonces mientras paseo, se oye un estallido. De repente otro, muchos pasos y disparos, con gritos ahogados.
No sé bien qué hacer, viene una marea de personas, dudo otra vez, sí, ellos son personas y ahora necesitan ayuda.
Sin casi darme cuenta estoy corriendo, casi propulsado hacia dónde están los disparos y girando sobre mí mismo al llegar, se me forma una especie de armadura que sale de mis partes mecánicas, con un visor de infrarrojos junto a unos brazos reforzados y un peto cada vez más pesado al igual que estabilizadores en piernas y espalda además de un par de pistolas, por lo que, con un sistema de puntería bastante afinado empiezo a aplacar la ofensiva enemiga. 
Cuando finalmente se retiran, vuelvo a mi forma normal y entonces me di cuenta. Había encontrado mi respuesta, no importa si soy o no Jack, aquel humano que actuaba sin pensar. Ahora soy Jack, el guardián de esta gente y no permitiré, ni ahora ni nunca que les hagan daño.



No hay comentarios:

Publicar un comentario