domingo, 25 de septiembre de 2016

Historia de un Capitán

          Despierto no sé ni a qué hora, mire por dónde mire siempre veo estrellas. Menos cuando miro a la cama, ahí la veo a ella... Con sus libros, con sus manías tan cultas... Pero esos libros no reflejan la verdad.
          ¿Dónde está el protagonista lunático capaz de hacer cosas increíbles? De esos nunca hablan, siempre todos han de ser buenos y bonitos. Pues vaya basura... Yo, Sage, capitán de la Ejecutora, escribiré mi propio libro con las cosas que veo. Como esa rata con una inyección.
           En ese momento suena un grito llamando al doctor de la nave, del cuál es apodado D. Sastre. Cuando este llega, lo primero que hace es cubrirse de los disparos de Sage y de Gami, su pareja.
            - ¡Por favor parad! ¿Qué os he hecho yo para merecer esto?-
            Grita el médico escondido de los disparos hasta que ve cómo le cae una rata con una jeringuilla.
            - Ah, eso... Esto... ¿Se le oyó morir?-
            Comenta mientras sigue recibiendo disparos hasta que se oye simplemente los percutores de las armas.
            - Odio cuando nos quedamos sin balas... Cariño, ¿sabes dónde está el cargador?-
            Pregunta Sage, mirando a Gami, la cual está roja de rabia.
            Sage simplemente se encoge de hombros y le grita al doctor D. Sastre que la próxima vez no fallaría.
            Todos acuden al comedor, un desayuno tedioso, siempre con el ruido y el barullo de todo el mundo... Y el doctor preguntando quién se quiere quitar el pellejo colgante. Por eso es y será siempre Sastre, D. Sastre.
             Pero a pesar de todo este tedio, adoro mi nave, grande llena de defensas y cañones. Una joya que debe conservarse ofensiva absoluta, una nave de asalto y combate inigualable.
             Y una tripulación tan paranoica cómo yo, salvo el médico, pero eso es irrelevante.
             Sería difícil que alguien se colase y nos abordase, que recuerdos me trae eso, la primera y última vez que nos abordaron. Que mal parados salieron... Nunca veré nada igual.
             Hablamos de hace cuatro años, el espacio es frío y lleno de peligros, pero divertido a su modo.
             Nuestra sencilla nave de asalto y combate es nuestro gran hogar, pertenecemos a una flota aún mayor, nuestro capitán se apoda ojo muerto.
             Es una persona tranquila y calculadora, viciosa de cumplir sus fines y objetivos, pero sabe escuchar a casi todo el mundo. Sin embargo, cuando alguien viene buscando problemas, no es con él con quién trata, ni con mis colegas oficiales... Debe vérselas conmigo ya que no soy el oficial de guerra por nada.
             Conseguimos esta nave y me la regaló, ya que tenía lo que siempre busqué. Un grandísimo y enorme robot de combate espacial. Así que me llevé a algunos artesanos para que le instalasen unas cuantas armas y sensores.
              Tras un tiempo navegando en la piel de Gami y descubriendo todos sus secretos y rincones... Ejem, digo por el espacio, sonaron las alarmas. Algún loco se atrevió a abordar mi nave.
              Mis soldados acudieron rápido al combate, menos el doctor... Él se dedicó más bien a diseccionar a los extraterrestres que caían en su camilla al grito de que no era combatiente.
              Al acabar con los que nos abordaban, mis pilotos me informaron de que ellos traían un robot de asalto con ellos. Fue entonces cuando puse a prueba el mío poniéndome mi mejor equipamiento.
              Debo decir que el combate fue emocionante, aunque breve. Tras probar a mi oponente, me di cuenta de que él o ella no sabía realmente combatir, solo se basaba en los ajustes de la máquina, no tenía instinto.
              Por eso me fui acercando mientras esquivaba sus disparos, hasta que llegue frente a esa máquina, le arranqué brazos y cabeza. Expulse al espacio a su piloto y con los cañones de mi robot destrocé la nave enemiga, para dejar así una buena señal.

              Después de eso, tengo dos robot, un grupo de pilotos de cazas estelares y unos soldados de élite. Puedo decir claramente que estoy orgulloso de ser su capitán. Pero recordad, nadie debe saber que he dicho esto.




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